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Retorno: México lindo


Nuevamente Tailandia

El norte de Tailandia, con sus cientos de monasterios, templos budistas, hermosas montañas y valles que generan un ambiente de búsqueda espiritual, atrae a toda una gama de viajeros. Si bien es demasiado turístico a veces, creo que propicia la creación de ciertos espacios que son óptimos para comenzar un viaje espiritual.


Pai, un pueblo pequeño al norte, me imprimió esta sensación y, al mismo tiempo, me dio un gran regalo de fin de viaje: un hostal alejado de la población con vistas a los arrozales y montañas, y un espacio óptimo para realizar actividades. Me quedé 8 días en este sitio espectacular donde diariamente hacía todas las prácticas: Surya Shakti, Angamardana, Yogasanas, Shakti Chalana Kriya, Shambhavi y Shoonya.


En este sitio podía ser yo mismo con mi proceso. Los primeros días tomaba la clase de

yogasanas que impartían unas chicas de diversos países, después opté por hacer las yogasanas de Isha. Varias personas me observaban durante el proceso de mi sadhana, pero no se sentía esa mirada de «¿Y este qué está haciendo?». Conversando con las personas, les contaba de mi experiencia en el ashram en Coimbatore, y eso les era suficiente para comprender que yo estaba en un proceso espiritual; simplemente lo entendían.


Con esta experiencia reafirmé la importancia de la creación de espacios especializados para diversos propósitos, sean cuales sean: un negocio, tu casa, el dormitorio, la cocina, el comedor… Si el espacio está creado para facilitar y mejorar la realización de determinada actividad, ofrece un invaluable apoyo para la persona que la realiza. Por eso el ashram es tan maravilloso: todo está creado pensando en cumplir esa función.


En esta última semana del viaje me sentí tan en paz, dichoso, relajado, conectado con el cosmos, conmigo mismo... Regresar a hacer la secuencia completa de las prácticas me reavivó y ahora creo que fue un gran regalo para mi regreso a México.


Retorno a casa

Al llegar a México, me encontré con una sensación extraña… no quería socializar del todo, pero obviamente muchas personas querían saber sobre el viaje y el ashram. Las primeras semanas me reuní con bastantes de ellos y, debido a eso, algunas veces no pude realizar la meditación Shoonya.


Ahora, lo que más me cuesta trabajo son los horarios de comida, que algunos días cambian por las actividades laborales o sociales. En mi día a día he logrado crear un espacio para las prácticas, levantándome entre las 5:00 y 5:30 a. m. Aunque ha habido días en los que estoy más cansado —ya sea por mi rutina de escalada o por las salidas sociales— y no logro despertar tan temprano; pero por lo menos hago Shakti Chalana y Shambhavi.


Mi vida en la ciudad de México tomó un ritmo muy acelerado. Me encontré con mi negocio casi al borde de la bancarrota —¡afortunadamente tengo otro trabajo que va bien!—, apoyo más días por semana para cuidar de mis dos sobrinas e intento reanudar mis escaladas en roca. Me comencé a sentir abrumado y bastante acelerado.


Las prácticas en la mañana me dan un gran descanso y sensación de paz, y creo que toda la sadhana me ayuda a tomar las mejores decisiones y a saber cómo mejorar. Ahora le estoy dedicando más tiempo y no intento hacer todas las actividades que quisiera.


Me doy mis tiempos a solas en los que descanso y pienso sobre esta nueva experiencia de vida que estoy creando.


Ha sido muy maravilloso ver la reacción de las personas cercanas mientras hago Shoonya en casa. Mi sobrina de 4 años ya es consciente de que, al estar en postura, estoy meditando y que no me debe hacer ruidos o juguetear y, al terminar mi sesión, simplemente pregunta un poco sobre meditación. Es algo tan hermoso; a los 4 años ya comienza a ver que la sadhana es una actividad normal y que es parte de la vida.

También, cuando he ido a escalar fuera de la ciudad, le aviso a mis amigos que haré Shoonya, que me desapareceré por unos minutos y, al terminar, todo es muy normal, simplemente aceptan mi proceso y hacen una que otra pregunta. Pero se siente la aceptación de las personas.


Fue mucha información y cambios personales que me regaló la experiencia en el ashram y las nuevas prácticas diarias. Además, viajar 4 meses por diversos países es algo que siempre genera un cambio en la percepción de la vida. Ahora toca darse tiempo y acomodar las actividades a este nuevo proceso y forma de vida para lograr un balance con la herramienta más increíble que es la sadhana y con la conexión espiritual con el ashram, lo que me permite accionar y reaccionar a cualquier eventualidad de la vida sin sentirme perdido o atrapado, y disfrutar y dar el 100% en cualquier actividad que haga.


Mantener esta sensación e integrarla a la forma social actual es todo un reto, ¡pero la experiencia de vivirlo es fenomenal!


*Yogasanas, Surya Shakti y Angamardana son prácticas de Hatha Yoga.



*Shakti Chalana Kriya es una práctica de pranayama, o técnica de respiración, va incluida en el programa Shoonya Intensive.


*Shoonya es un tipo de meditación.


*Sadhana: práctica de yoga.










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