Messi: Un guerrero moderno
- Daliana Alba

- 15 sept
- 2 Min. de lectura

En el fútbol, como en la vida, no siempre se gana. Lo importante es cómo enfrentamos la derrota. Así lo mostró Lionel Messi después de la final de la Leagues Cup. No buscó excusas ni reproches; sus palabras fueron simples y profundas:
“Competimos hasta el final, pero esta vez no se dio. Nos quedamos con lo positivo y seguimos aprendiendo para conseguir los objetivos de esta temporada.”
En esas palabras resuenan tres principios universales del guerrero:
Aceptar la realidad sin negarla. Reconocer la derrota sin dramatismos ni culpas.
Aprender desde la humildad. Ver en cada tropiezo una lección.
Seguir luchando con convicción. Mantener la dirección y la fuerza interior.
Estos tres elementos aparecen en distintas tradiciones. En El arte de la guerra, Sun Tzu señala que el general sabio se adapta a cada circunstancia. En el Bhagavad Gita, Krishna enseña que la verdadera batalla se libra dentro de uno mismo.
Y en nuestra América Latina, el maestro yaqui Don Juan Matus, conocido por los libros de Carlos Castaneda, describe también el camino del guerrero. Para él, un guerrero no es quien vence enemigos externos, sino quien vive con impecabilidad (como Messi, que se entrega en cada partido), desapego (quiere ganar, pero no se aferra al resultado) y conciencia de la muerte (en este caso, la conciencia de que también se puede perder un partido).” Como decía:
“El arte del guerrero consiste en equilibrar el terror de ser un hombre con la maravilla de ser un hombre.”
Sadhguru, al hablar de Messi, también subrayó este dominio interior:
“Si alguien alcanza cierto nivel de control físico, verás que quienes tienen dominio sobre su cuerpo irradian un aura y una cualidad especial.”
Messi no es solo un jugador brillante: es un guerrero moderno que encarna esta sabiduría universal. En la cancha y fuera de ella, nos recuerda que la verdadera victoria no está en el marcador, sino en el dominio interior.



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